
Detectives emocionales
Pasos para identificar detonantes sensoriales o emocionales.

Cada niño tiene su propio mapa de estímulos: sonidos, luces, texturas, rutinas o emociones que lo sobrecargan o tranquilizan. Ser un “detective emocional” significa observar con calma y curiosidad para descubrir qué está tratando de comunicar con su conducta.No se trata de corregir lo que hace, sino de entender por qué lo hace.
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Observa antes de intervenir
Cuando ocurra una reacción intensa (grito, llanto, huida, golpearse, taparse los oídos):
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Respira y mira el entorno: ¿hay ruido, luces fuertes, muchas personas?
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Pregúntate: ¿Qué pasó justo antes?
(Un cambio, una orden, una espera, una textura incómoda...) -
No interpretes desde la intención (“quiere llamar la atención”) sino desde la necesidad (“algo lo está incomodando o desbordando”).
💡 Pista de detective: toma nota de la hora, el lugar y lo que estaba ocurriendo antes de la crisis. En pocos días, notarás patrones.
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Distingue entre detonantes sensoriales y emocionales
Detonantes sensoriales: sonidos, luces, olores, texturas, temperaturas o movimientos que sobreestimulan.
Detonantes emocionales: frustración, cambios inesperados, falta de control o separación de la figura de apego.
Ejemplo:
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Si grita al ponerse los zapatos, puede ser sensorial (la textura o presión le molesta).
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Si grita porque cambiaron el orden de una rutina, puede ser emocional (necesita previsibilidad).
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Recolecta señales físicas y conductuales
Cada niño tiene “síntomas previos” antes de una crisis:
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Se cubre los oídos o los ojos.
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Camina en círculos, se balancea.
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Empieza a repetir palabras o frases.
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Se pone rígido o se desconecta visualmente.
*Tu papel como detective: detectar esos primeros signos y actuar antes del desborde.
(A veces solo basta con sacarlo del lugar o bajar la voz.)
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Valida su emoción, no la niegues
Decirle “tranquilízate” o “no llores” no calma, lo aísla.
Prueba con frases como:
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“Te entiendo, esto fue demasiado ruido.”
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“Vamos a buscar un lugar tranquilo.”
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“Sé que estás enojado, y eso está bien.”
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Validar no significa permitir todo; significa acompañar desde la calma, no desde la corrección.
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Anticipa y adapta
Una vez que conoces sus detonantes:
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Anticipa los cambios (“Vamos a ir al súper, habrá mucha gente, puedes usar tus audífonos”).
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Adapta el entorno: ropa cómoda, iluminación suave, rutinas claras, tiempos de descanso.
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Involúcralo en encontrar soluciones: “¿Qué te ayudaría cuando hay mucho ruido?”
*Pista final: la regulación empieza en el adulto. Si tú permaneces en calma, le enseñas que es seguro sentir y volver a estar bien.
Fuentes y referencias recomendadas
1. Comprender los detonantes sensoriales
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Dunn, W. (1997) ‘The impact of sensory processing abilities on the daily lives of young children and their families: A conceptual model’, Infants & Young Children, 9(4), pp. 23–35.
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Autistic Self Advocacy Network (n.d.) Sensory sensitivities and supportive strategies. Disponible en: https://autisticadvocacy.org
2. Emociones, lenguaje corporal y autorregulación
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Delahooke, M. (2022) Brain-Body Parenting: How to Stop Managing Behavior and Start Raising Joyful, Resilient Kids. New York: Harper Wave.
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Shanker, S. (2016) Self-Reg: How to Help Your Child (and You) Break the Stress Cycle and Successfully Engage with Life. New York: Penguin.
3. Observación empática y co-regulación
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Autism Level UP! (n.d.) Detective of Your Own Regulation Toolkit. Disponible en: https://autismlevelup.com
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Siegel, D. and Bryson, T. (2011) The Whole-Brain Child: 12 Revolutionary Strategies to Nurture Your Child’s Developing Mind. New York: Delacorte Press.
4. Recursos prácticos y lecturas complementarias en español
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Child Mind Institute (versión en español). “Cómo identificar lo que desencadena las crisis” — Guía breve sobre observación y registro de detonantes emocionales. https://childmind.org/es/
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Autismo España (n.d.) "Estrategias para acompañar la regulación sensorial". Disponible en: https://www.autismo.org.es