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El poder de las rutinas y la previsibilidad

Cómo los horarios reducen la ansiedad

Las rutinas no son rigidez, sino seguridad.
Para los niños en el espectro, saber qué viene después les da una sensación de control sobre su entorno.
Cuando anticipan los cambios, el cuerpo y la mente se preparan, y eso reduce la ansiedad y las crisis.

 

“La previsibilidad no encierra: libera del miedo a lo inesperado.”

1. La rutina como mapa interno

Cada niño construye su propio mapa del día a través de la repetición.
Despertar, vestirse, comer, jugar o ir al colegio en un orden reconocible ayuda a que su mente se organice y sepa qué esperar. Cuando ese orden cambia bruscamente, puede sentirse desorientado o en peligro.

 

Sugerencia: usa pictogramas o imágenes del día para mostrar visualmente la secuencia de actividades (por ejemplo, con tableros de horarios o tarjetas ilustradas).

2. Anticipar los cambios

Las transiciones —como terminar un juego, salir de casa o cambiar de actividad— suelen ser los momentos más difíciles.

Avisar con tiempo (“en cinco minutos apagamos la tablet”) permite que el niño prepare su mente y cuerpo para el cambio.

También puedes usar un reloj visual, temporizadores o una alarma suave con sonidos familiares.

 

“La anticipación es una forma de empatía.”

3. Flexibilidad dentro de la estructura

No se trata de tener un horario rígido, sino de mantener un marco estable.

Las rutinas pueden incluir pequeñas opciones (“primero baño o primero cuento”) que le dan al niño una sensación de autonomía dentro de límites seguros.

Esa combinación de estructura y elección fomenta la autorregulación y reduce la frustración.

4. Los rituales de conexión

Repetir ciertas acciones con afecto —como una canción al despertar, un saludo especial o un abrazo antes de dormir—ayuda a construir anclas emocionales.

 

Esos rituales dan sentido al tiempo y fortalecen el vínculo.

 

Cuando algo se desordena afuera, el niño sabe que ese pequeño momento sigue intacto y lo reconforta.

5. Qué hacer cuando la rutina se rompe

La vida no siempre sigue el plan. Cuando algo cambia (viajes, visitas, enfermedad), explícalo con tiempo y usa apoyos visuales. Ayuda decirle qué sí se mantiene igual:

“No iremos al parque hoy, pero sí leeremos el cuento después del baño.”

 

La estabilidad no depende del control, sino de la calma con la que acompañas el cambio.

Fuentes y referencias recomendadas

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Este contenido está basado en investigación y en publicaciones de especialistas en autismo y regulación sensorial. No reemplaza evaluación profesional ni intervenciones terapéuticas. Es un recurso emocional y educativo para acompañar a familias.

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