
Cómo responder ante un colapso sin aumentar el estrés
Pasos para acompañar sin escalar la crisis

Cuando un niño en el espectro entra en colapso, su sistema nervioso está sobrecargado. No es un acto de desobediencia ni un intento de manipulación: es una respuesta fisiológica y emocional ante un exceso de estímulos o emociones.
Durante ese momento, su cerebro no puede acceder al lenguaje, ni a la autorregulación.
Tu papel no es controlar el colapso, sino ser la calma que él no puede alcanzar.
1
El cuerpo está en modo defensa
El colapso activa el sistema de alerta del cerebro: el niño no elige lo que hace. Puede llorar, gritar, tirarse al suelo o intentar huir. En ese momento, la prioridad no es que obedezca, sino asegurar su seguridad física y emocional.
Qué hacer:
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Asegúrate de que esté en un lugar seguro.
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Retira objetos que puedan golpearlo o lastimarlo.
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Si hay otras personas, pide espacio con calma.
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Evita el contacto físico a menos que el niño lo busque o lo acepte.
Qué no hacer:
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No lo sujetes por la fuerza.
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No grites ni lo amenaces.
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No intentes razonar o explicar (“tienes que calmarte”, “esto no se hace”).
Durante el colapso, el lenguaje verbal no llega al cerebro racional.
2
Tu calma es su ancla
El niño siente tu energía antes que tus palabras. Si percibe nerviosismo, frustración o enojo, su cuerpo lo interpretará como una amenaza.
Tu objetivo: mantenerte regulado.
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Habla poco y despacio.
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Usa una voz suave y baja.
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Mantén el cuerpo quieto, sin gestos rápidos.
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Si puedes, respira profundo y lento (la respiración se contagia).
En muchos casos, basta con tu presencia tranquila para que el niño empiece a bajar su nivel de activación.
3
Reduce los estímulos
El colapso ocurre cuando el sistema sensorial se satura.
Por eso, reducir estímulos externos es la intervención más eficaz:
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Baja el volumen o apaga la música o TV.
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Si hay luces fuertes, atenúalas o cambia de lugar.
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Evita que varias personas hablen al mismo tiempo.
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Si estás en público, prioriza salir del entorno ruidoso antes que intentar contener ahí mismo.
4
Vuelve a conectar
Después del colapso, el niño puede sentirse agotado o culpable.
Evita sermonear o repasar lo ocurrido.
Primero, asegúrale que está a salvo y que sigues ahí.
Ejemplos de frases que ayudan:
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“Ya pasó, estás seguro.”
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“Estoy contigo.”
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“No estás solo, te entiendo.”
Cuando el cuerpo se haya calmado, recién entonces se puede conversar o ayudarlo a reconocer lo que sintió.
5
Cuidarte también es cuidar
Acompañar una crisis puede ser muy desgastante.
Después de un colapso, tu cuerpo también necesita regulación.
Busca unos minutos para respirar, moverte o tomar agua.
El autocuidado del adulto es parte de la prevención de futuros colapsos: un adulto regulado puede acompañar mejor.
Referencias y fuentes recomendadas:
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Grandin, Temple. El cerebro autista. Barcelona: RBA, 2009.
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Autism Parenting Summit (2024) Understanding meltdowns as communication, conferencia de Stephen Shore. Autism Parenting Magazine.
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Autism Parenting Magazine (2023) Very Loud, Very Public Meltdown. Disponible en: https://www.autismparentingmagazine.com.
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Autism Level UP! (2021) Low Arousal Strategies Toolkit. Disponible en: https://autismlevelup.com.
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CalmaTEA (2025) Guía de emergencia ante un colapso autista. Santiago de Chile: CalmaTEA.
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National Institute of Mental Health (2022) Children with autism and aggression: Understanding defensive responses. Bethesda, MD: U.S. Department of Health & Human Services.
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Autism Parenting Summit (2024) The meltdown is not the enemy — the environment is, conferencia de Sarah Hendrickx. Autism Parenting Magazine.